VICHO, seudónimo de Vicente Plaza, historietista, –dibujante y guionista de cómics–, tiene formación académica en arte, teoría e historia del arte. Es parte de la escena de nuestro cómic desde hace ya unas décadas, por ello su obra y su opinión tiene tantos seguidores. Fue asistente del recordado Themo Lobos, en «Ogú» una de sus aventuras editoriales, en 1979.
Sus primeras publicaciones firmadas fueron en la revista infantil Chumanguito, de Punta Arenas, en 1982. Luego, a contracorriente del apagón cultural, colaboró con diversas publicaciones que animan un cómic que ya se daba -también- por desaparecido. Así, en la década de 1980s, desde la marginalidad se asomó un cómic nuevo, prácticamente huérfano respecto de las grandes firmas y editoriales que dieron vida a la historieta chilena. Entre los jóvenes de entonces estaba Vicho animando con otros las páginas marginales, autoeditadas, no-autorizadas, que le hacían respetuosos guiños a la tradición inaugurando con irreverencia un cómic nuevo, la expresión generacional de los dibujantes que crecían bajo y contra la dictadura. Un underground chilensis. Destacan las emblemática Trauko y Bandido donde Vicho colaboró. Y también en el anonimato, colaboró en Condorito.
Vicho también hizo viñetas de actualidad para La Prensa Austral y El Mercurio y más tarde dibujó, como uno más del equipo, para la incipiente industria del dibujo animado chileno: Mampato y Ogú en Rapa Nui y Papelucho. Ha participado en las adaptaciones de los libros Monos chistosos y Monos serios (2007 y 2008 respectivamente); Vicho-Quién, en diálogo con Jorge Opazo (2010) y la obra libre basada en El Topo, la película de Jodorowsky, que hizo con Juan Vásquez (2018). Están también sus libros individuales como Las Sinaventuras de Jaime Pardo y Si no tienes donde ir, historias de amor y existenciales, ambos del 2011.
Parte de su atrevimiento es hacer libros inesperados, excéntricos sin ser snobs, como Cuaderno de viaje a Chiapa (Nauta Colecciones, 2019).
Debe estar conectado para enviar un comentario.